Las
singulares fiestas de “minguito”
Jonathan
Rivera E.
Comúnmente la ciudad de
Managua, es vista como el principal centro de negocio, por ostentar el punto de
referencia como capital de Nicaragua, sin embargo en el mes de agosto se vuelve
un verdadero atractivo turístico a donde convergen visitantes de todo el país,
para celebra las singulares y tradicionales fiestas patronales en honor a la diminuta imagen de Santo
Domingo de Guzmán.
Esta peculiar celebración religiosa que desborda a miles de nicaragüenses se celebra del primero al 10 de agosto, temporada ideal para vivir una verdadera aventura para aquellos que prefieren tener un sin número de opciones para divertirse y pasar un momento inigualable entre las fiestas populares.
Las festividades agostinas entran en su pleno
esplendor el primero de agosto, cuando los devotos de “minguino” como le llaman
cariñosamente al santo patrono de los Managua, sin importarles el
característico clima de sabana tropical de temperaturas que oscilan entre los
28º C y 30º C, se bañan sus cuerpos de aceite quemado, visten pintorescos
trajes folklóricos para danzarle al santo al ritmo de chicheros,
maracas y tambores, acompañados por los infaltables estallidos de juegos
pirotécnicos, durante
los 20 kilómetros de recorrido de la iglesia de Santo Domingo, en las
Sierritas, carretera a Masaya, hasta la iglesia que ostenta el
mismo nombre en Managua en el
sector del mercado oriental.
Similar actividad se realiza el 10 de agosto cuando
se da la dejada del santo que regresa a su nicho donde pasa tranquilo todo el
año hasta que llega nuevamente el mes de la diversión total.
Durante estas celebraciones religiosas se pueden
encontrar una variedad de artesanías de todos los rincones de Nicaragua, a
precios favorables, al igual una gran cantidad de improvisados restaurantes que
ofrecen un variado menú de platillos típicos al gusto de los visitantes, sin
duda alguna Managua cuando está de fiesta miles disfrutan hasta más no poder,
por lo que le recomendamos visitarla durante esta temporada la capital, que a
pesar de su evolución aun conserva sus costumbres y tradiciones con sabor a
pueblo.